“Conozco tu miseria, las luchas y las tribulaciones
de tu Alma, las deficiencias y las enfermedades de tu cuerpo; sé de tu vileza,
de tus pecados, y te digo lo mismo: dame tu corazón, ámame como eres.
Si esperas ser un ángel para abandonarte al Amor, no
amarás nu
Aún si eres vil en la práctica del deber y de la virtud, si
vuelves a caer a menudo en aquellas culpas que quisiera no cometer más, no te
permito no amarme, ámame como eres.
Hijo mío, deja que te ame, quiero tu corazón.
Ciertamente que deseo con el tiempo transformarte,
pero por ahora te amo como eres… y deseo que tú hagas lo mismo; quiero ver que
desde lo bajo de tu miseria subes al amor. Amo en ti también tu debilidad, amo
el amor de los pobres y miserables; quiero que desde los harapos de tu nada
suba continuamente un gran grito: “Jesús te amo”.
Hoy estoy ante la puerta de tu corazón como un
mendigo, ¡Yo, el Rey de los Reyes! Llamo y espero; apúrate a abrirme. No
alegues tu miseria; si tu miseria; si tú conocieras perfectamente tu
indigencia, morirías de dolor. Lo que me heriría el corazón sería verte dudar
de Mí y no tenerme confianza.
Te he dado a mi Madre, haz pasar todo por su
corazón, que es tan puro.
Cualquier cosa que suceda, no esperes a se santo
para abandonarte al amor, no me amarías nunca…
Ámame como eres”
Santa Faustina
Kowalska.
Gracias, Jesús mío, porque me amas como soy: pobre, pequeña, con miserias y pecados. Gracias, por tu amor incondicional; porque me amas con locura a pesar de todo. Hoy renuevo mi amor hacia ti. Te mando un beso desde lo más profundo de mi alma; porque te quiero de verdad y Tú amor supera todos los contra tiempos del día a día.
ResponderEliminarRosa de Jesús.