lunes, 12 de enero de 2015

Para encontrar la luz



El sufrimiento es un misterio que se esconde en la propia esencia de la vida esperando saltar a cada paso del camino.

Ante la prueba, ante el dolor, cada uno siente la tentación de sucumbir como si todo estuviera perdido. Se apagan repentinamente  las luces de la razón y del entendimiento y la vida empieza a adquirir un color oscuro y triste. Pero la respuesta al sufrimiento es siempre personal, intransferible, cada uno tiene que encontrarla.

Para el creyente la oración es un camino que nos conduce  a encontrar la luz. Él es el motivo de toda confianza, el manantial de toda esperanza en el día de la oscuridad y de la prueba.

Dios no es indiferente ante el bien y el mal, es un Dios bueno y no un hado oscuro, indescifrable y misterioso. Por eso, aunque el aparente triunfo de la dificultad puede inducir a desfallecer, al desaliento, el verdadero creyente sabe que Dios lo librará de todo mal, pues Dios ama el bien. Ama infinitamente el bien.

Jesús Sánchez Adalid, Pbro.

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