Aun hay almas generosas que me dan cuanto tienen, para que me sirva de ello según mi deseo y voluntad.
Hay otras almas, y a ellas me refiero, que al empezar el día llenas de
buena voluntad, y con gran deseo de mostrarme su amor, me prometen
abnegación y generosidad en esta o aquella circunstancia, y cuando llega
la ocasión su carácter, su salud, el amor propio, les impide realizar
lo que con tanta sinceridad prometieron horas antes. Sin embargo,
reconocen su falta, se humillan, piden
perdón, vuelven a prometer. ¡Ay!, que estas almas sepan que me han
agradado tanto como si nunca me hubiesen ofendido . No me importan las
miserias, lo que quiero es amor. No me importan las flaquezas, lo que
quiero es confianza. El amor todo lo transforma y diviniza y la
misericordia todo lo perdona. Mi Corazón es todo amor y el fuego que me
abrasa consume todas las miserias. ¡Quiero perdonar! ¡Quiero reinar!...
Deseo derramar mi paz por todas las partes del mundo. Este es el fin que
quiero realizar, esta es mi Obra de Amor. Para reparar las ofensas de
los hombres, elegiré víctimas que alcancen el perdón...; sí, el mundo
está lleno de almas que desean complacerme... Aun hay almas generosas
que me dan cuanto tienen, para que me sirva de ello según mi deseo y
voluntad.
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