domingo, 10 de agosto de 2014

Escucha a la Misericordia Divina

Aun hay almas generosas que me dan cuanto tienen, para que me sirva de ello según mi deseo y voluntad.
Hay otras almas, y a ellas me refiero, que al empezar el día llenas de buena voluntad, y con gran deseo de mostrarme su amor, me prometen abnegación y generosidad en esta o aquella circunstancia, y cuando llega la ocasión su carácter, su salud, el amor propio, les impide realizar lo que con tanta sinceridad prometieron horas antes. Sin embargo, reconocen su falta, se humillan, piden perdón, vuelven a prometer. ¡Ay!, que estas almas sepan que me han agradado tanto como si nunca me hubiesen ofendido . No me importan las miserias, lo que quiero es amor. No me importan las flaquezas, lo que quiero es confianza. El amor todo lo transforma y diviniza y la misericordia todo lo perdona. Mi Corazón es todo amor y el fuego que me abrasa consume todas las miserias. ¡Quiero perdonar! ¡Quiero reinar!... Deseo derramar mi paz por todas las partes del mundo. Este es el fin que quiero realizar, esta es mi Obra de Amor. Para reparar las ofensas de los hombres, elegiré víctimas que alcancen el perdón...; sí, el mundo está lleno de almas que desean complacerme... Aun hay almas generosas que me dan cuanto tienen, para que me sirva de ello según mi deseo y voluntad.

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