Cuando confundo lo divino
con lo humano, y me quedo sólo con lo
segundo.
Cuando, volcado de lleno en
lo superficial, olvido que Tú existes desde los mismos inicios de mis
días.
Cuando, escuchando tu
Palabra, me quedo con aquellas escritas por el presente.
Entonces, Señor, sólo
entonces me doy cuenta…que sirvo demasiado al “césar” de este mundo.
Cuando pretendo una iglesia
desarraigada y no profética alejada de todo compromiso.
¿CESAR…..O TÚ, SEÑOR?
Cuando dedicado
al intercambio de
moneda no veo que,
la mayor, riqueza soy yo: como
persona y como hijo tuyo como llamado a la vida y a la gracia a la santidad, a
la sencillez y a la adoración en tu presencia.
Cuando, pendiente de lo que
acontece a mí alrededor te doy las migajas de unos minutos de oración o las
prisas de una misa rutinaria.
Cuando, soñando con ser
grande dejo de lado aquel cielo en el que, para entrar,
he de ser pequeño
¿CESAR…..O TÚ, SEÑOR?
Que no me olvide, oh Señor,
que Tú eres el centro de todo.
Que no me olvide, Señor, de
orientarme desde Ti y contigo.
Que no me olvide, Señor, que
–el cielo y la tierra- son todo obra de tu mano.
Que no me olvide, Señor, que
entre los “césares” que intentan manipular mi conciencia sólo Tú, Señor, tienes
derecho a entrar en ella.
Amén.
P. Javier
Leoz
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