Visión del Cielo que tuvo Santa Faustina Kowalska en las revelaciones
que le hizo Jesús Misericordioso. Puntos # 777 al 781 del Diario: La
Divina Misericordia en mi alma:
"Hoy, en espíritu, estuve en el
cielo y vi estas inconcebibles bellezas y la felicidad que nos esperan
después de la muerte. Vi cómo todas las criaturas dan incesantemente
honor y gloria a Dios; vi lo grande que es la felicidad en Dios que se
derrama sobre todas las criaturas,
haciéndolas felices; y todo honor y gloria que las hizo felices vuelve a
la Fuente y ella entran en la profundidad de Dios, contemplan la vida
interior de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, que nunca entenderán ni
penetrarán.
Esta fuente de
felicidad es invariable en su esencia, pero siempre nueva, brotando para
hacer felices a todas las criaturas. Ahora comprendo a San Pablo que
dijo: Ni el ojo vio, ni oído oyó, ni entró al corazón del hombre, lo que
Dios preparó para los que le aman.
Y Dios me dio a conocer una
sola y única cosa que a sus ojos tiene el valor infinito, y éste es el
amor de Dios, amor, amor y una vez más amor, y con un acto de amor puro
de Dios nada puede compararse. Oh, qué inefables favores Dios concede al
alma que lo ama sinceramente. Oh, felices las almas que ya aquí en la
tierra gozan de sus particulares favores, y éstas son las almas pequeñas
y humildes.
Esta gran Majestad de Dios que conocí más
profundamente, que los espíritus celestes adoran según el grado de la
gracia y jerarquía en que se dividen; al ver esta potencia y esta
grandeza de Dios, mi alma no fue conmovida por espanto ni por temor, no,
no absolutamente no. Mi alma fue llenada de paz y amor, y cuanto más
conozco a Dios tanto más me alegro de que Él sea así. Y gozo
inmensamente de su grandeza y me alegro de ser tan pequeña, porque por
ser yo tan pequeña, me lleva en sus brazos y me tiene junto a su
Corazón.
Oh Dios mío, qué lástima me dan los hombres que no creen
en la vida eterna; cuánto ruego por ellos para que los envuelva el rayo
de la misericordia y para que Dios los abrace a su seno paterno. Oh
amor, oh rey.
El amor no conoce temor, pasa por todos los coros
angélicos que hacen guardia delante de su trono. No tiene miedo de
nadie; alcanza a Dios y se sumerge en Él como en su único tesoro. El
querubín con la espada de fuego que vigila el paraíso, no tiene poder
sobre él. Oh, puro amor de Dios, qué inmenso e incomparable eres. Oh, si
las almas conocieran Tu fuerza".
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