viernes, 31 de octubre de 2014

Los católicos y Halloween


























Ante todos
estos elementos que componen hoy el Halloween, vale la pena
reflexionar y hacerse las siguientes preguntas:



¿Es
que, con tal que se diviertan, podemos aceptar que los niños
al visitar las casas de los vecinos, exijan dulces a cambio
de no hacerles un daño (estropear muros, romper huevos en
las puertas, etc.)? Respecto de la conducta de los
demás se puede leer el criterio de Nuestro Señor Jesucristo
en Lc 6,31.



¿Qué
experiencia (moral o religiosa) queda en el niño que para
"divertirse" ha usado disfraces de diablos, brujas,
muertos, monstruos, vampiros y demás personajes relacionados
principalmente con el mal y el ocultismo, sobre todo cuando
la televisión y el cine identifican estos disfraces con personajes
contrarios a la sana moral, a la fe y a los valores del Evangelio.? Veamos qué dice Nuestro Señor Jesucristo del mal y lo malo
en Mt. 7,17. Mt. 6,13. La Palabra de Dios nos habla de esto
también en 1ª Pe. 3, 8-12.



¿Cómo
podemos justificar como padres de una familia cristiana que
nuestros hijos, el día de Halloween hagan daño a las propiedades
ajenas? ¿No seríamos totalmente incongruentes con la educación
que hemos venido proponiendo en la cual se debe respetar a
los demás y que las travesuras o maldades no son buenas? ¿No
sería esto aceptar que, por lo menos, una vez al año se puede
hacer el mal al prójimo? ¡Qué nos enseña Nuestro
Señor Jesucristo sobre el prójimo? Leamos Mt. 22, 37-40



Con
los disfraces y la identificación que existe con los personajes
del cine ... ¿no estamos promoviendo en la conciencia de los
pequeños que el mal y el demonio son solo fantasías,  un mundo
irreal que nada tiene que ver con nuestras vidas y que por
lo tanto no nos afectan? La Palabra de Dios afirma
la existencia del diablo, del enemigo de Dios en St. 4,7 
1ª Pe 5,18  Ef. 6,11  Lc. 4,2  Lc. 25, 41



¿Qué
experiencia religiosa o moral queda después de la fiesta del
halloween?



¿No
es Halloween otra forma de relativismo religioso con la cual
vamos permitiendo que nuestra fe y nuestra vida cristianas
se vean debilitadas?



Si aceptamos
todas estas ideas y las tomamos a la ligera en "aras
de la diversión de los niños" ¿Qué diremos a
los jóvenes (a quienes durante su infancia les permitimos
jugar al Halloween) cuando acudan a los brujos, hechiceros,
médiums, y los que leen las cartas y todas esas actividades
contrarias a lo que nos enseña la Biblia?



Es que
nosotros, como cristianos, mensajeros de la paz, el amor,
la justicia, portadores de la luz para el mundo ¿podemos
identificarnos con una actividad en donde todos sus elementos
hablan de temor, injusticia, miedo y oscuridad? Sobre
el tema de la paz podemos leer Fil. 4,9  Gál. 5,22. Ver qué
dice Jesús sobre esto en Mt. 5,14  Jn. 8,12



Si somos
sinceros con nosotros mismos y buscamos ser fieles a los valores
de la Iglesia Católica, llegaremos a la conclusión de que
el Halloween no tiene nada que ver con nuestro recuerdo cristiano
de los Fieles Difuntos, y que todas sus connotaciones son
nocivas y contrarias a los principios elementales de nuestra
fe.

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