sábado, 18 de octubre de 2014

LOS TRIUNFADORES

  • A veces los triunfadores no son aquellos a los que todo el mundo aplaude y reconoce. No son los que construyeron grandes obras, dejaron constancia de su liderazgo o viajaron, en primera clase.

  • A veces los triunfadores no son los administradores geniales, ni los visionarios del futuro o los grandes emprendedores. Por ello, tal vez no los reconoceríamos en medio de tanto pensador, filósofo o tecnólogo, que supuestamente conducen a este mundo por la senda del progreso.
  • A veces el triunfador no es el negociador internacional, o el hacedor de empresas de clase mundial o el deslumbrante estadista que asiste a reuniones cumbre. No es el que se afana por exportar mucho, sino el que todavía se importa a sí mismo. Porque el triunfador puede ser también el que calladamente lucha por la justicia, aunque no sea un gran orador o un brillante diplomático.
  • El triunfador puede ser igualmente el que venció la ambición desmedida y no fue seducido por la vanidad o el poder. Es triunfador el que no obstante que no viajó mucho al extranjero, con frecuencia hizo travesías hacia el interior de sí mismo para dimensionar las posibilidades de su corazón. Es el que quizás nunca alzó soberbio su mano en el podium de los vencedores, pero triunfó calladamente en su familia y con sus amigos y los cercanos a su alma.
  • Es, quizá, el que nunca apareció en las páginas de los periódicos, pero sí en el diario de Dios; el que no recibió reconocimientos, pero siempre obtuvo el de los suyos; el que nunca escribió libros, pero sí cartas de amor a sus hijos y el que pensó en redimir a su país a través de la asfixiante aventura de su trabajo común y rutinario y aquel que prefirió la sombra, porque, finalmente, es tan importante como la luz.
  • A veces el triunfador no es el que tiene una esplendorosa oficina, ni una secretaria ejecutiva, ni posee tres maestrías; no hace planeación estratégica ni elabora reportes o evalúa proyectos, pero su vida tiene un sentido, hace planes con su familia, tiene tiempo para sus hijos y encuentra fascinante disfrutar de la hermosa danza de la vida.
  • A veces el triunfador no pasa a la historia, sino el que hace posible la historia; el que encuentra gratificante convencer y no sólo vencerá el que de una manera apacible y decidida lucha por hacer de este mundo un mejor lugar para vivir.
  • A veces el triunfador no tiene que ser el que construyó grandes andamiajes y estructuras administrativas, pero supo cómo construir un hogar; no es el que tiene un celular, pero platica con sus hijos, no tiene email, pero conoce y saluda a sus vecinos, no ha ido al espacio exterior, pero es capaz de ir hacia su espacio interior y sin haber realizado grandes obras arquitectónicas, supo construirse a sí mismo y fue, como dice el poeta, el cómplice de su propio destino.
  • A veces el triunfador suele ser Teresa de Calcuta, o Francisco de Asís o Nelson Mandela, o tal vez la enfermera callada, el obrero sencillo y el campesino olvidado, porque como personas triunfaron sobre la apatía o el desencanto y con su esfuerzo cotidiano establecieron la diferencia.
  • A veces el triunfador puede ser el carpintero pobre de un lugar ignorado, o una mujer sencilla de pueblo o un niño humilde que nació en un pesebre, porque no había para él lugar en la posada...  

  • COMENTARIO ADICIONAL

    Es un triunfador aquel que puede cerrar los ojos cada noche con la tranquilidad de saber que amó, que pudo dar paz y que llevó bienestar a otros cuyas almas estaban inquietas. Es un triunfador aquel que puede encontrarse en el abrazo y en los latidos de su hijo y siente que se ahoga con esa emoción. Es un triunfador aquel que es una buena persona y que puede dejar que las malas obras sigan sin su participación intentando en silencio cambiar desde su lugar ese mundo que lastima y destruye. Es un triunfador aquel que reconoce que tiene una misión e intenta descubrirla aún cuando la oscuridad lo enceguece, aún cuando la niebla cubre su camino y no sabe si éste continúa o termina allí. Es un triunfador aquel que tiene las manos cálidas para aferrarse a la vida y el corazón abierto para dejar entrar en él a todos, aún a aquellos que pueden llegar a lastimarlo.

    Es un triunfador aquel que sueña y se entrega. Es un triunfador aquel que pudo levantarse una y otra vez y que apostó a la vida una y mil veces y que dejó de lado su dolor para aliviar el dolor de quienes ama. Es un triunfador aquel que puede con los años perder el miedo al sentir que se acerca a la última estación y se alegra al leer el cartel que vislumbra ya que en él se resume su vida, su triunfo, y éste afirma: Tarea cumplida.

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