Espíritu Santo, Tú modelaste a María dándole un corazón puro, toda ternura, toda compasión, todo amor; por esto le decimos siempre en la Salve: "Oh Clementísima, oh Piadosa, oh Dulcísima Virgen María. Danos la gracia que después de haber participado en esta tierra de su inmensa ternura de Madre y después de haberla amado con inmenso cariño de hijo, podamos contemplarla con gloria en el Cielo. Amén.
*Meditación: "Invocar el nombre de María, siempre bendito"
- María significa “la muy amada”: El nombre de María
significa "la muy amada" Veneramos a María porque es la muy amada de
Dios-Padre que la ha predestinado para ser la Madre del Hijo y la ha
colmado de gracias, privilegiada y excepcionalmente predestinada y
bendecida.
María es “la muy amada” de Dios-Hijo, ejemplo de amor, obediencia y sumisión a su Madre (Lc.2,51). La mantuvo con su trabajo, ayudando a S. José. Llenó el corazón de su Madre de enseñanzas divinas (Lc.2,19).
María es “la muy amada” de Dios-Espíritu Santo que la cubrió virginalmente en su concepción y la hizo Virgen y Madre. (Lc.1,35). - María significa “la Señora”: María es “Señora”
porque es Reina, al participar de la Realeza de Cristo. Por eso, la
Iglesia la invoca con la súplica: “Dios te salve Reina y Madre...”
- María significa “Mar amargo”: María es “Mar amargo”
desde la presentación de Jesús en el templo. Simeón profetiza que Jesús
será “signo de contradicción” y que una espada de dolor atravesará el
corazón de la Madre (Lc. 2,34) "Mar amargo" que culminará en la calle
de la Amargura y en el Calvario donde la Madre será testigo de la muerte
atroz del Hijo (Jo. 19, 25-28)
- María significa "Estrella del mar": María es la
“Estrella del mar” que nos marca la ruta hacia el puerto definitivo de
salvación, que nos orienta y nos salva de las tempestades.
- María significa “Esperanza”: “Yo soy la madre de la santa esperanza” (Ecl.24,24). María es la Madre de la esperanza porque es la Madre de Dios y, consecuentemente, nuestra Madre, siempre dispuesta a ayudar a sus hijos ante su Hijo. Por eso, nos apoyamos en Ella, confiamos en Ella y lo esperamos todo por medio de Ella.
Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios; no deseches las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades; antes bien, líbranos de todo peligro, oh Virgen gloriosa y bendita. Ruega por nosotros santa Madre de Dios, Para que seamos dignos de alcanzar y gozar las promesas de nuestro Señor Jesucristo. Amén.
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