Oh
Dios Padre Misericordioso, que por mediación de Jesucristo, nuestro
Redentor, y de su Madre, la Bienaventurada Virgen María, y la acción del
Espíritu Santo, concediste a San Juan Pablo II la gracia de ser Pastor
ejemplar en el servicio de la Iglesia peregrina, de los hijos e hijas de
la Iglesia y de todos los hombres y mujeres
de buena voluntad, haz que yo sepa también responder con fidelidad a
las exigencias de la vocación cristiana, convirtiendo todos los momentos
y circunstancias de mi vida en ocasión de amarte y de servir al Reino
de Jesucristo. Te ruego que me concedas por su intercesión el favor que
te pido... (pídase). A Tí, Padre Omnipotente, origen del cosmos y del
hombre, por Cristo, el que vive, Señor del tiempo y de la historia, en
el Espíritu Santo que santifica el universo, alabanza, honor y gloria
ahora y por los siglos de los siglos. Amén.
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